jueves, 14 de octubre de 2010

Cuba: medio siglo de bloqueo




Declaración de condena al criminal bloqueo económico, comercial y financiero del gobierno de los Estados Unidos contra Cuba:

Por décimo novena ocasión, el próximo 26 de octubre de 2010 la Asamblea General de las Naciones Unidas considerará la Resolución Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba.

Cuba expondrá los sólidos argumentos que avalan los graves daños e impactos que ocasiona a la Isla esa política criminal del gobierno de los Estados Unidos que, por espacio de más de 50 años, ha tratado infructuosamente de rendir por hambre al pueblo cubano, destruir el orden constitucional escogido por este en ejercicio del derecho a la libre determinación, y derrotar su proceso revolucionario socialista.
Una vez más, los Estados miembros procederán a votar, en inequívoca y aplastante mayoría, a favor de la eliminación de esa política hostil y se posicionarán honrosamente del lado de la justicia. Unos pocos, muy contadas excepciones, sucumbirán a las presiones y el chantaje de la potencia económica y militar más poderosa del mundo.
Al igual que sus predecesores, el actual gobierno de los Estados Unidos, encabezado por el laureado Presidente Barack Obama, no ha atendido el reiterado clamor internacional por el cese inmediato del bloqueo norteamericano contra Cuba.
Por el contrario ha continuado aplicando esa política injusta e ilegal con total y cruel rigor. No ha enunciado, y mucho menos emprendido, acción alguna para desmontar el complejo entramado de leyes y disposiciones administrativas que conforman las bases y regulaciones del bloqueo. Ha reforzado las sanciones económicas, la persecución a la actividad empresarial y a las transacciones financieras cubanas.
Tampoco han sido modificados los fundamentos sobre los que se erige esa política que califica como un acto de genocidio, en virtud del Inciso C / Artículo II de la Convención de Ginebra de 1948 para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio. Ni aquellos que identifican al bloqueo como acto de guerra económica, de acuerdo con lo establecido en la Declaración relativa al Derecho de la Guerra Marítima adoptada por la Conferencia Naval de Londres de 1909.
Por su carácter extraterritorial y su aplicación a terceros países, el bloqueo de los Estados Unidos contra Cuba es también una brutal violación de las normas vigentes del Derecho Internacional, que provoca graves daños y perjuicios a la economía nacional cubana. No existe un sistema de sanciones unilaterales similar, que se haya practicado contra ningún otro país del mundo por un período tan prolongado.
La aplicación de la política de bloqueo y guerra económica total constituye una evidente e inadmisible violación de los derechos humanos y las libertades fundamentales del pueblo cubano, y perjudica de igual modo el disfrute de derechos y libertades del propio pueblo norteamericano. Incluso, afecta a los ciudadanos y empresas de terceros países a causa del efecto extraterritorial de dicha política.
El daño económico directo ocasionado al pueblo cubano por la aplicación del bloqueo económico, comercial y financiero de los Estados Unidos contra Cuba hasta diciembre de 2009, a precios corrientes, calculados de forma muy conservadora, asciende a una cifra que supera los 100 mil 154 millones de dólares. Pero si se toma en consideración que el valor del dólar, medido en términos de la cotización del oro en el mercado financiero internacional, se ha reducido en más de 30 veces desde 1961 hasta el 2009, la afectación total provocada a la economía cubana sería del orden de los 751 mil 363 millones de dólares.
Los organizaciones que integran el Secretariado Ejecutivo de la OSPAAAL, junto a los movimientos y fuerzas políticas firmantes de esta Declaración, exigimos al Gobierno de los Estados Unidos el levantamiento inmediato del bloqueo económico, financiero y comercial contra Cuba, sin condicionamientos ni exigencias injerencistas.
Le reclamamos no dilatar ni un minuto más la decisión de poner fin a ese acto genocida que transgrede el derecho a la paz y es contrario a los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas, el cual se ejerce con criminal saña contra una digna nación del Tercer Mundo que no claudica en la defensa de su independencia nacional, comprometida con la justicia social y la construcción de un modelo de desarrollo alternativo al capitalismo salvaje y depredador, paradigma de genuina solidaridad con otros pueblos hermanos del mundo.

Adoptada en La Habana, en la sede de la Organización de Solidaridad de los Pueblos de Africa, Asia y América Latina (OSPAAAL), a los 14 días del mes de octubre de 2010
Representantes de partidos y organizaciones de Cuba, Puerto Rico, Chile, Guatemala, Vietnam, RPD de Corea, Palestina, Siria, Guinea, Sudáfrica, Congo y Angola, miembros del Secretariado Ejecutivo internacional de la OSPAAAL.
Movimientos y partidos políticos acreditados en Cuba de los hermanos países de Argentina, Colombia, Chile, El Salvador, España, Nicaragua, Palestina, República Dominicana, Sudán y Venezuela.


Cuba: medio siglo de bloqueo
Por Ángel Guerra Cabrera
El bloqueo a Cuba se mantiene en una situación semejante bajo el gobierno de Obama a la existente durante el de W. Bush. Aunque se ha recrudecido en algunos aspectos, como es la persecución implacable de las operaciones comerciales cubanas para frustrarlas y el acoso y las multas millonarias a individuos o empresas estadunidenses o de otros países que intentan comerciar con la isla, así como bancos extranjeros que realicen cualquier movimiento con dólares de ciudadanos o del Estado cubanos. Todo esto implica sufrir las gabelas por el aumento del “riesgo país”. Además, Cuba sigue sin acceso al crédito de los organismos financieros internacionales y los escasos que puede obtener de la banca comercial son casi siempre en condiciones muy onerosas. La llamada “flexibilización” bajo Obama en rubros como la comunicación es una tomadura de pelo pues no aporta a Cuba la posibilidad de acceder al capital, la tecnología ni la adquisición de equipos en el mercado estadunidense; consiste en medidas cuyos fines desestabilizadores han reconocido funcionarios de Washington. A la única excepción al bloqueo, la venta al contado a la isla de alimentos estadunidenses, se le han puesto trabas muy complicadas y gravosas.

El daño económico directo al pueblo cubano acumulado por el bloqueo hasta diciembre de 2009 asciende a 18 mil 154 millones de dólares, cifra calculada de forma conservadora mediante un riguroso trabajo del gobierno cubano con la intervención de todas sus dependencias, centros de investigación económica y financiera y trabajadores de todas las ramas económicas. Pero el monto se incrementaría a 239 mil 533 millones de dólares si se tomara como base la inflación de precios minoristas en Estados Unidos utilizando el CPI Calculator del Departamento del Trabajo de ese país. La cifra treparía hasta los 751 mil 363 millones de dólares si el cálculo se hiciera considerando la devaluación de la divisa estadunidense respecto a la onza troy de oro en más de 30 veces desde 1971 (35 dólares por onza) hasta diciembre de 2009 (más de 1000 dólares por onza).
Pese a ser astronómicas, esas sumas no pueden dar una idea cabal de la deliberada crueldad detrás de los sufrimientos que ha impuesto esta política a los cubanos ni la odiosa postura yanqui de únicamente modificarla si Cuba se rindiera. Varias generaciones de isleños, la mayoría, nació y ha vivido toda su vida bajo el bloqueo. Debido a sus efectos en la sociedad cubana se ajusta perfectamente a la definición de genocidio de la Convención de Ginebra (1948) y la de guerra económica establecida en la Declaración del Derecho a la Guerra Marítima adoptada en Londres en 1909. Definiciones, por otra parte, perfectamente congruentes con los que fueron precisados como objetivos del bloqueo el 4 de abril de 1960 en un memorándum ya desclasificado del Departamento de Estado: “causar, hambre, desesperación y desaliento” en el pueblo cubano.
Por sólo mencionar uno entre los muchos graves problemas que ocasiona el cerco está la imposibilidad de adquirir fármacos, equipos y tecnologías de avanzada para la cura del cáncer y las enfermedades cardiovasculares solamente fabricados por Estados Unidos o por consorcios donde este posee acciones o cuyos productos contengan más de diez por ciento de componentes estadunidenses. Existe una particular saña respecto a impedir que esos artículos lleguen a los hospitales pediátricos cubanos. De la misma manera fármacos irreemplazables de la biotecnología cubana son vedados a los pacientes de Estados Unidos a menos que se arriesguen a viajar a Cuba en desafío a las duras penas impuestas por Washington.
Lo más triste de esto es que desde que Obama llegó a la oficina oval se ha reunido la mayor coalición de fuerzas opuestas al bloqueo que haya existido en Estados Unidos dentro y fuera del Congreso, las corporaciones, influyentes legisladores de los dos partidos, iglesias, organizaciones sociales y una opinión pública muy favorable, hasta entre una parte considerable de los cubanos en Miami, que le otorgaban un margen de acción sin precedente al Ejecutivo para modificar las políticas de diez de sus antecesores. Pero excepto en la retórica, las medidas a favor de los viajes de los cubanoestadunidenses a la isla y una tímida apertura al intercambio cultural que no alcanza ni de lejos la que existió con Clinton, nada se ha avanzado. Ni siquiera en poner fin a la prohibición a los estadunidenses de viajar a Cuba, el único país que se les impide visitar.

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