Mayté Madruga Hernández-Granma
Haití ya no es tema priorizado por los grandes donantes y el poder mediático mundial, aunque los más recientes aguaceros vuelven a destruir las carpas, donde viven todavía 1,5 millones de damnificados por el devastador terremoto de hace nueve meses.
Más de 230 000 fallecidos dejó el sismo, y aún hoy 1,5 millones de ciudadanos viven en las más precarias condiciones.
Así se constata en la afirmación del jefe de la misión para la estabilización en Haití de las Naciones Unidas (MINUSTAH, por sus siglas en francés), Edmond Mulet, quien se lamentó amargamente de que ese país solo haya recibido hasta el presente 18,9% (506 millones de dólares) de la ayuda financiera prometida por la Comunidad Internacional para la reconstrucción de esa Isla caribeña.
Esta cifra contrasta con lo acordado el 31 de marzo último en Nueva York en una conferencia de donantes de la ONU, comprometida con la entrega de 9 900 millones de dólares para esos fines en los próximos tres años.
Entre los más notables incumplidores se encuentra Estados Unidos, que aseguró un aporte de 1 150 millones de dólares en los próximos dos años. Al respecto, un des-pacho informativo de la agencia AP, relata el rosario de excusas de Washington para no honrar su palabra, como las señaladas por los funcionarios del Departamento de Estado, el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, la Casa Blanca y la Oficina del Enviado Especial de la ONU, referidas a problemas burocráticos, de-sorganización y la falta de un sentido de urgencia. Mientras Cuba, el ALBA y UNASUR se mantienen al lado del pueblo haitiano, es una vergüenza que las naciones ricas hayan hecho tan poco para aliviar un inmenso dolor, no bastan las ayudas a media, pues Haití aún espera.
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