Paul Evrard
Conversaciones con ELIO RODRÍGUEZ PERDOMO,
Embajador Extraordinario y Plenipotenciario ante el Reino de Bélgica, el Gran Ducado de Luxemburgo y la Unión Europea.
Nos encontramos en un momento diferente al que teníamos en el año 1988 cuando iniciamos un acercamiento a la Unión Europea. En 1988, Cuba estableció relaciones diplomáticas con la entonces Comunidad Europea. A partir de aquel momento, Cuba expresó la voluntad de firmar un acuerdo de cooperación con la Comunidad Europea. Y en realidad, desde aquella fecha siempre se han utilizado pretextos por parte europea para no avanzar en las relaciones con Cuba. Lamentablemente, los argumentos aducidos por la parte Europea era que Cuba no cumplía los parámetros requeridos en áreas como los derechos humanos y la democracia. Nosotros siempre hemos rechazado esa posición europea defendiendo que Cuba no tiene nada que esconder en materia de derechos humanos, al contrario: tenemos mucho que mostrar para que sirva como buen ejemplo. Tenemos otro modelo de sociedad, tenemos otra manera de construir nuestra propia democracia. Y lo que siempre reprochamos a la Unión Europea es la política de doble rasero.
Hoy, Cuba sigue siendo el único país de América Latina y el Caribe sin acuerdo bilateral con la Unión Europea. Nosotros tenemos buenas relaciones con la mayoría de los Estados miembros de la Unión Europea.
Hay países en la Unión Europea que son importantes inversores en Cuba, y empresas europeas tienen importantes participaciones en la economía cubana. Aproximadamente un 25% del comercio exterior de Cuba se lleva a cabo con países de la Unión Europea. La mitad de los turistas que vienen a Cuba, vienen de países de la Unión Europea y desarrollamos un proceso de diálogo político con países de la Unión Europea. Además, avanzan nuestras relaciones de cooperación con la Comisión Europea, con gobiernos y entidades locales, ciudades, alcaldías, comunidades autónomas, de manera que siempre ha habido una incoherencia entre la falta de relaciones formales con la Unión Europea y las buenas relaciones que tenemos individualmente con la mayoría de los países que componen la Unión Europea.
La suma de todo eso debería llevar a que Cuba tuviera plenas relaciones con la Unión Europea, sin embargo no es así. Hay que decir que con la ampliación de la Unión Europea el tema se ha complicado. Hoy, algunos de los países que más se oponen al avance de las relaciones de Cuba con la Unión Europea, son países de la Europa del Este, países que adoptan una posición anticomunista muy fuerte, como la República Checa.
A pesar de todo esto, hay que decir que hemos avanzado en las relaciones entre la Unión Europea y Cuba. Ustedes deben recordar que cuando en 2003 en Cuba se detuvo, enjuició y condenó a 75 agentes al servicio del gobierno norteamericano, la Unión Europea impuso sanciones diplomáticas a Cuba, que nosotros rechazamos y condenamos, planteando que no tenían sentido. La Unión Europea sancionó a Cuba por temas que sólo tienen que ver con nuestra soberanía, una cuestión interna de Cuba. Exigimos que esas sanciones fueran suprimidas, pero estuvieron en vigor durante 5 años - hasta junio del 2008 – cuando se eliminaron definitivamente.
Cuando esas sanciones se establecieron en el 2003, se interrumpió la cooperación existente entre la Comisión Europea y Cuba. Tuvimos un periodo prácticamente de 5 años de casi un total congelamiento en las relaciones entre la Unión Europea y Cuba. Después de un trabajo de varios años, se logró eliminar aquellas injustas e injerencistas sanciones, lo cual permitió retomar por una parte la cooperación con la Comisión Europea y por otra parte el diálogo político UE-Cuba.
Cuando reiniciamos el diálogo político, acordamos hacerlo sobre la base del respeto mutuo, la igualdad entre las Partes y la no ingerencia en los asuntos internos de ninguna de las Partes. Asimismo, se acordó que sería un diálogo recíproco y no discriminatorio. Hay que decir que ha sido un diálogo civilizado y útil, en el que ha quedado claro que Cuba no sólo escucha lo que le dice la UE sino que también tenemos mucho que decir a la parte europea.
Ahora lo que falta en las relaciones es que la Unión Europea decida negociar con Cuba un acuerdo formal de cooperación bilateral, como hace con el resto del mundo.
Un acuerdo de ese tipo tendría el significado político de sacar a Cuba de una situación de exclusión al ser el único país de nuestra región que no tiene un marco contractual de relaciones con la UE, pero para llegar a ese nivel de relaciones hay que resolver un gran problema. En el año 1996, bajo el gobierno de José María Aznar en España, la U.E. adoptó una posición común hacia Cuba según la cual hay que cambiar el régimen en Cuba. Esa posición unilateral, injerencista e inaceptable, que Cuba siempre ha rechazado, sigue vigente.
Llevamos 50 años enfrentándonos a los gobiernos norteamericanos que han tratado, por todas las vías posibles, cambiar nuestro sistema y modelo político-económico. Lo que decimos es que para normalizar plenamente las relaciones entre Cuba y la U.E. hay que suprimir esa posición común del año 1996, y negociar entre Cuba y la U.E. un acuerdo bilateral mutuamente aceptable. Sólo cuando eso ocurra podremos decir que hay una relación normal y plena entre la U.E. y Cuba.
Conclusión:
Hemos avanzado con relación a años atrás, pero estamos lejos todavía de una situación totalmente satisfactoria.
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