miércoles, 6 de octubre de 2010

Terroristas en el Congreso de EEUU

- OSWALDO GÓMEZ

Mientras el presidente norteamericano, Barack Obama, se esfuerza por barnizar la deteriorada imagen heredada de su predecesor y continua el juego de la guerra preventiva contra el terrorismo internacional, no se percata o no quiere, que el orden y la limpieza comienzan por casa.
Recientemente, la televisión cubana ha revelado con datos irrefutables, los nexos, la dirección, el compromiso y la financiación de los extremistas cubano-americanos disfrazados de congresistas, Ileana Ros Lethinen, Bob Menéndez, Lincoln Diaz Balart y Mario Diaz Balart con los terroristas internacionales Luis Posada Carriles y Francisco Chávez Abarca (El Panzón).
Las declaraciones de este último, detenido en Venezuela cuando se disponía a provocar una implosión en las últimas elecciones en ese país latinoamericano hubiesen roto el “People-Meter” de tele-audiencia, pero la excepcionalidad y veracidad de la noticia ya no son principios que se practiquen por las grandes corporaciones informativas, y menos cuando se trata de un tema relacionado con la mayor de las Antillas.
La maquinaria terrorista de Posada Carriles, el Bin Laden latinoamericano, amparado y financiado por el gobierno norteamericano a través de sus instituciones pantallas como la USAID, que disponen de 20 millones de dólares para la subversión en Cuba, constituyen el verdadero peligro para cualquier país de la región.
Es un sofismo hablar de pacifistas y terroristas. El odio visceral de la “Loba feroz (léase Ros Lethinen) y su manada” sobre el caimán rebelde e imbatible, saltan a la luz con las confesiones de “El Panzón”, que demuestran que en la guerra por recuperar la Isla todos los métodos son validos, aunque con ello se sacrifiquen vidas inocentes como la del turista Italiano, Fabio Di Selmo.
La triste celebre guarida, La Fundación Nacional Cubana Americana (FNCA), presentada como moderada y conciliadora por los congresistas y/o terroristas cubano-americanos, se desmorona ante tan vergonzantes hechos. La realidad es una, no existen tonalidades en la disidencia cubana, hasta las llamadas Damas de Blanco se nutren y desfilan con terroristas por las calles de Miami. Es el precio a pagar por las bondades económicas de la industria legislativa floridana.
Para exigir reformas y cambios señor Obama, estos deben comenzar por la casa, le corresponde al dueño de la misma realizar la limpieza adecuada y modificar con hechos la política hacia Cuba.
El enjuiciamiento al terrorista Posada Carriles y la liberación de los cinco héroes cubanos serían un culto a la soñada justicia de los próceres de su nación.

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